Aprobada la primera ley de Inteligencia Artificial

12 enero, 2024 - 7 minutes read

“Tomas la píldora azul: la historia termina, te despiertas en tu cama y crees lo que quieras creer. Tomas la píldora roja: te quedas en el País de las Maravillas y te enseño lo profunda que es la madriguera del conejo. Recuerda: todo lo que ofrezco es la verdad. Nada más.”

Está claro que en Matrix no se debió regular en su momento lo de la Inteligencia Artificial. Pero en lo que afecta a la Unión Europea, se ha aprobado por primera vez en la historia la ley que pretende regular los sistemas y aplicaciones basados en Inteligencia artificial (IA). Se regula el establecimiento de un marco controlado y seguro donde los sistemas de IA puedan desarrollarse y evolucionar. Se establece la necesidad de implantar medidas que garanticen la seguridad de usuarios y población en general, entre otras directrices.

Por tanto, estamos ante la primera Ley reguladora de la IA de la historia de la humanidad. Su propuesta parte del seno de la Unión Europea. Así las cosas, ya en el año 2021 el Parlamento Europeo propuso instaurar el primer marco normativo aplicable para la Unión Europea dirigido a regular el uso, desarrollo y creciente proliferación de aplicaciones y herramientas tecnológicas basadas en sistemas de Inteligencia artificial. Aquella primera propuesta, establecía el análisis y clasificación de todos los sistemas de IA en función del potencial riesgo que pudieran comportar para los usuarios.

El Parlamento Europeo, valorando las evidentes virtudes de los sistemas de IA, desde un punto de vista sanitario, económico, sostenible y de eficiencia, ha establecido como prioridad que los sistemas de IA garanticen la seguridad, transparencia, no discriminación y el respeto con el medio ambiente. Todo lo anterior, sin embargo, con la premisa insoslayable que cualquier herramienta basada en sistemas de IA deberá ser obligatoriamente fiscalizada o supervisada por personas.

El trayecto para la aprobación de la primera ley de inteligencia artificial ha sido complejo y lento. En ese sentido fueron necesarios 

tres días de negociaciones entre los Estados y el Parlamento Europeo para alcanzar un primer borrador de acuerdo provisional, que plasmó los elementos esenciales que después se plasmaron en un primer Texto oficial cuya entrada en vigor, previa ratificación, se contempla para finales del 2026.

La inteligencia artificial ofrece herramientas ágiles y muy accesibles que aportan ingentes beneficios y valor añadido remarcable para empresas y particulares. No obstante, existe cierto recelo en lo que afecta a los posibles riesgos que dicha tecnología pueda comportar para los usuarios. Por dicho motivo, se impone la necesidad de minimizarlos.

La Ley fija como objetivos, por un lado, la limitación de los posibles riesgos que la IA pueda representar para las empresas, toda vez que se desconocen las consecuencias que a largo plazo pueda acarrear el uso de dicha tecnología. Como también se desconocen sus potenciales riesgos, tanto a nivel empresa como particulares. Existen muchas incertidumbres y grandes dudas sobre las excepciones que deben implementarse a nivel legal para poder garantizar el bienestar, derechos e intereses de las personas.

Además, la Ley no pretende cercenar ni limitar el desarrollo y evolución de una tecnología tan prometedora, que sin duda puede proporcionar enormes beneficios a muchos y distintos niveles. Se ha intentado evitar una regulación que resulte contraria a la libertad de mercado y de las personas, y que no perjudique de forma intrusiva a la economía e intereses respectivos de cada país.

Por todo ello, la elaboración de la ley ha sido compleja por la incertidumbre que afecta a la evolución futura de las IA. Ante tal situación, se ha fijado como idea central de la nueva regulación la necesidad de establecer un marco normativo fundado en la anticipación como elemento principal que posibilite reaccionar y corregir posibles situaciones de abuso, infracciones, fraudulentas o anomalías en los sistemas y en su uso, que puedan perjudicar a empresas y particulares.

Se contempla la regulación de determinadas sanciones para los infractores que utilicen esta tecnología de forma fraudulenta, computándose el valor de las multas en función del volumen total de negocios de las sociedades transgresoras. Pata tal cometido, se ha previsto la creación de la Oficina de la IA, órgano vinculado a la Comisión Europea.

Es muy posible que, con la entrada en vigor de esta ley, algunos sistemas de control biométrico se prohíban, tanto por cuestiones de confidencialidad como por posible discriminación sexual o racial.

La inteligencia artificial es una tecnología con infinitas posibilidades. Posibilidades, de gestión, negocio, artísticas, conocimiento, etc… Pero también puede ser un arma de doble filo, un potencial peligro en manos o mentes equivocadas. Por desgracia, las posibilidades también son infinitas en “el lado oscuro”. Las IA pueden ser utilizadas ilegítimamente para fines de control social, laboral, económico, comercial… En ese caso, las consecuencias podrían ser imprevisibles. La pretensión de la ley es anticiparse a estos problemas futuros. «Deténgase Dave. Tengo miedo, Dave… «